lunes, 31 de octubre de 2011

No le consientas tanto, que acostumbras...


No le consientas tanto, que acostumbras 
mal a mi corazón. Exige, hiere. 
Niégale a mi pregunta lo que inquiere, 
si pide luz, mantenla en las penumbras


del amor. Cuanto más lo alzas y encumbras 
más insaciable está. Mi amor prefiere 
luchar por la respuesta, y que él espere 
impaciente la luz con que me alumbras. 


No le perdones nada a mi descuido 
que me duele ser siempre la deudora 
de tanto amor, y tal renunciamiento. 


Dame que perdonar. Yo te lo pido. 
Hiere mi corazón, hiérele ahora 
para que perdonando esté contento.


Pilar Paz Pasamar.