sábado, 2 de enero de 2010
Daniel F - La travesía de tu ausencia
Yo era un tipo valiente
y ahora temo kedarme solo todo el mes de Noviembre
y me aferro a las cosas ke hicimos frenéticamente
despiadadamente.
Yo era un tipo muy bravo
y ahora enfrento tu ausencia y parece ser mi último trago
y me salen fantasmas ke cruzan en medio del lago
Ya estoy algo demente.
Me sacudo del viento y observo atentamente
y me arrastro a los pies de unas hojas ke kieren jugar
Kiero ser ese brujo, zahorí, un mendrugo kon alma de duende
kiero ser un vidente y seguir siendo tu confidente
en esa calle tan sola y serpiente.
Me arrastro a paso de barro
entre los rumbos ke cortan los rezos del último santo
de los últimos gestos del mago antes de embrujarnos
y abrazarnos y no pensar en separarnos.
Y es ke andábamos juntos
Komo brisa ke mece en Otoño el primer encanto
Sobrevivo a la fuerza del tiempo komo un celacanto
ictiológicamente, paleontológicamente.
Me sacudo el destino ke corre como agua de fuente
Soy el último ke habla de mundos ke nadan ausentes
Kiero ser ese azul hechicero, un mendrugo kon alma de duende
kiero ser un vidente y seguir siendo el ke toke tu frente
un añoso contra la corriente.
Yo era un tipo sensato
y esperaba cobrarle a esta tierra ese último pacto
Adentrándome hasta esa tu orilla ke hoy kiere estar sola
Extrañamente hoy estás muy silenciosa.
Y es ke pareces dormida
en espacios ke guardan los nidos desde las aureolas
Y temo despertarte y te vuelvas de nuevo en ausencia
La travesía de rozar esta demencia.
Nunca más se deshizo el hechizo ese viejo conjuro contagia
Ya no me preocupaba en buscar ese instante de magia
Me reafirmo en la antigua promesa
Ke firmamos tu y yo entre las flamas
Kiero ser ese gato ke aún se acurruca en tu cama.
Y ahora encuentro razones abiertas
para estar siempre al tanto y alerta
Para ser un vidente y seguir siendo el ke maúlle a tu puerta
me comunico a través de tu esencia
por esa hendija ke corre entreabierta
y ke kiere bailar bailará.
Y ya rodean la casa
Y no kiero dejarte akí sola en esta hora incierta
Y al fin entran y nos ven cenando a la luz de unas velas
y hablando del mundo y del otro mundo.
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