Que sólo quede de mí, Señor,
aquel poquito con que pueda llamarte mi todo.
Que sólo quede de mi voluntad
aquel poquito con que pueda sentirte en todas partes,
volver a ti en cada cosa,
ofrecerte mi amor en cada instante.
Que sólo quede de mí
aquel poquito con que nunca pueda esconderte.
Que sólo quede de mis cadenas
aquel poquito que me sujete a tu deseo,
aquel poquito con que llevo a cabo
tu propósito en mi vida; la cadena de tu amor.
Rabindranath Tagore.
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