domingo, 28 de noviembre de 2010
En una estación del metro
Desventurados los que divisaron,
a una muchacha en el Metro,
y se enamoraron de golpe,
y la siguieron enloquecidos,
y la perdieron para siempre entre la multitud.
Porque ellos serán condenados,
a vagar sin rumbo por la estaciones,
y a llorar con las canciones de amor,
que los músicos ambulantes entonan en los túneles.
Y quizás el amor no es más que eso:
Una mujer o un hombre que desciende de un carro
en cualquier estación del Metro,
y resplandece unos segundos,
y se pierde en la noche sin nombre.
Oscar Hahn.
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2 comentarios:
Desaventurados aquellos que como yo, han dejado de usar el transporte en comun!! :)
Yo los compadezco, tambien fui victima de esas visiones y de esas torturas, no solo en el metro...
Saludos V
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