A veces esperando las oportunidades,
no se ven y se tira todo a la marchanta
y vos tan orgullosa que nunca me avisaste
que también fuiste mía aquel verano.
Mirando las golondrinas en el cielo,
no se ven otras golondrinas al alcance de la mano
es cuando la estupidez gana por afano
a la suerte que nunca llega si la estamos esperando.
¿Cómo? ,¿cuándo? y ¿Por qué?
son demasiadas preguntas para hacerle al destino
a veces estamos finos y otras veces nada que ver
pues hay que caminar antes de empezar a correr.
La culpa es un invento muy poco generoso,
y el tiempo tremendo invento sabandija,
será que será suficiente con que uno elija,
porque si no la buena fortuna pasa de largo.
Y vos tan orgullosa que nunca me avisaste
que tal vez, fuiste mía un verano...
Acaricia mi ensueño el suave murmullo de tu suspirar, ¡como ríe la vida si tus ojos negros me quieren mirar! Y si es mío el amparo de tu risa leve que es como un cantar, ella aquieta mi herida ¡todo, todo se olvida..! El día que me quieras la rosa que engalana se vestirá de fiesta con su mejor color. Y al viento las campanas dirán que ya eres mía y locas las fontanas me contarán tu amor. La noche que me quieras desde el azul del cielo, las estrellas celosas nos mirarán pasar y un rayo misterioso hará nido en tu pelo, luciérnaga curiosa que verá...¡que eres mi consuelo..! El día que me quieras no habrá más que armonías, será clara la aurora y alegre el manantial. Traerá quieta la brisa rumor de melodías y nos darán las fuentes su canto de cristal. El día que me quieras endulzará sus cuerdas el pájaro cantor, florecerá la vida, no existirá el dolor... La noche que me quieras desde el azul del cielo, las estrellas celosas nos mirarán pasar y un rayo misterioso hará nido en tu pelo, luciérnaga curiosa que verá... ¡que eres mi consuelo!
Soy de una tierra hermosa de América del Sur, en mezcla gaucha de indio con español. De piel y voz morochas vi en mi guitarra que al mundo van las coplas, y me fui yo. Con un rumor de nido volaban tras de mí, aquellos pañuelitos en la estación. Pero soy peregrino y a mi nostalgia le canto así en la oreja del corazón: Vamos a la distancia, sí, que soy el trovador, si la distancia llama, yo jamás veré ponerse el sol. Vamos a la distancia, ya, y si no llego, amor, vos le darás mi alma de argentino y de cantor. Mi casa es donde canto porque aprendí a escuchar la voz de Dios que afina en cualquier lugar, ecos que hay en las plazas y en las cocinas, al borde de una cuna y atrás del mar. Si en esta andanza un día me espera la vejez, ya mi niñez le hará la segunda voz; y al fin con dos gargantas, a mi agonía, le cantaré en la oreja del corazón: Vamos a la distancia, sí, que soy el trovador, si la distancia llama yo jamás veré ponerse el sol. Vamos a la distancia, ya, y si no llego, amor, vos le darás mi alma de argentino y de cantor.
Prendido a tu botella vacía, esa que antes, siempre tuvo gusto a nada. Apretando los dedos, agarrándole, dándole mi vida, a ese para-avalanchas Cuando era niño, y conocí el estadio Azteca, me quedé duro, me aplastó ver al gigante, de grande me volvió a pasar lo mismo, pero ya estaba duro mucho antes... Dicen que hay, Dicen que hay, un mundo de tentaciones, también hay caramelos con forma de corazones... Dicen que hay, Bueno, malo, Dicen que hay mas o menos, Dicen que hay algo que tener, y no muchos tenemos... y no muchos tenemos... Prendido, a tu botella vacía, esa que antes, siempre tuvo gusto a nada.