Mostrando entradas con la etiqueta Carl Sandburg. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Carl Sandburg. Mostrar todas las entradas

sábado, 10 de enero de 2009

Felicidad

Pedí a los profesores
que enseñan el sentido de la vida
que me dijeran qué es la felicidad.

Fui a ver a los afamados ejecutivos
que comandan el trabajo
de miles de hombres.

Todos menearon la cabeza
y me sonrieron como si yo
tratase de engatusarlos.

Y un domingo por la tarde
fui a pasear por la orilla
del río Desplaines.

Y vi a un grupo de húngaros bajo los árboles,
con sus mujeres y sus hijos,
un barril de cerveza y un acordeón.

Carl Sandburg


(Como no soy húngaro yo estaría con todo lo que dice Carl, pero con mi guitarra)

viernes, 15 de agosto de 2008

Listo para matar

Diez minutos llevo mirándolo.
Por aquí he pasado antes muchas veces y me ha extrañado.
He aquí un monumento en bronce,
recuerdo de un famoso general
a caballo, con la bandera y la espada y revólver en mano.

Cuánto me gustaría hacer añicos todo ese catafalco,
reducirlo a un montón de escombros,
que se lo lleven a la chatarrería.

Te lo diré con toda claridad:
luego de que el granjero, el minero, el tendero,
el obrero,el bombero y el camionero
hayan sido recordados en sus monumentos de bronce,
dándoles la forma del trabajo de conseguirnos a todos,
algo que comer, algo que vestir,
cuando apilen unas cuantas siluetas
recortadas contra el cielo aquí en el parque,
y rememoren a los auténticos forzudos que hacen el trabajo
del mundo, que dan de comer a la gente en vez de
aniquilarla.

Entonces, a lo mejor sí que me plantaré aquí
a contemplar con tranquilidad a este general del ejército
que enarbola su bandera al viento
y cabalga como un demonio en su montura,
listo para matar a todo el que se le ponga por delante,
listo para que corra la sangre roja por la hierba nueva y
tierna de la pradera, y que la empapen
las entrañas de los hombres.

Carl Sandburg