Pedí a los profesores
que enseñan el sentido de la vida
que me dijeran qué es la felicidad.
Fui a ver a los afamados ejecutivos
que comandan el trabajo
de miles de hombres.
Todos menearon la cabeza
y me sonrieron como si yo
tratase de engatusarlos.
Y un domingo por la tarde
fui a pasear por la orilla
del río Desplaines.
Y vi a un grupo de húngaros bajo los árboles,
con sus mujeres y sus hijos,
un barril de cerveza y un acordeón.
Carl Sandburg
(Como no soy húngaro yo estaría con todo lo que dice Carl, pero con mi guitarra)
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