miércoles, 11 de noviembre de 2009

Espera



Te esperé con la sangre detenida
sobre el silencio en ascuas de tu ausencia.
Te esperé soportando la existencia
como un lebrel al pie de tu partida.

Te esperé casi al borde de la herida
y a dos pasos no más de la demencia.
Te esperé en la angustiosa transparencia
de aquella noche en el reloj vencida.

Pero qué inútil la mortal espera:
Sin pensarlo cité la primavera
cuando el invierno helaba mis rosales.

Y hoy que casi olvidaba tu presencia,
me estoy enamorando de tu ausencia
a través de mis propios madrigales.

Jorge Robledo Ortiz

2 comentarios:

Tatiana Aguilera dijo...

No sabes cómo me interpreta éste poema.."Te esperé casi al borde de la herida", porque siempre las esperas por el desamor, por el mal amor, sangran, aún así, esperamos casi al borde de la locura, de la inestabilidad emocional.
Muy bello blog, un saludo para ti.

Sid dijo...

Pues nos parecemos bastante.

Un abrazo Taty, que estés bien.