Tantas veces !Adiós!
y vuelvo siempre.
Tanto abrazo final
y empiezo nuevamente.
Tanta aflicción fugaz
y río simplemente.
L. Zambrano
lunes, 31 de diciembre de 2007
Una vez en el Pacífico
Las aguas agitadas con gran fragor rompían.
Y las olas cimeras, al ver las que venían,
hacer algo querían a la costa cercana
que el mar jamás ha hecho a la tierra su hermana.
Bajas e hirsutas eran las nubes en el cielo,
como guedejas sobre unos ojos de anhelo.
Diríase, en verdad, sin poder dar razones,
que agradaba a la costa tener sus farallones,
y a éstos ser sostenidos por todo un continente.
Se acercaba una noche de tiniebla evidente,
y no sólo una noche, sino una época horrible.
Habría que aprestarse contra un furor posible,
pues vendría algo más que olas en algazara
cuando su último ¡Apáguese la luz! Dios decretara.
R. Frost
Y las olas cimeras, al ver las que venían,
hacer algo querían a la costa cercana
que el mar jamás ha hecho a la tierra su hermana.
Bajas e hirsutas eran las nubes en el cielo,
como guedejas sobre unos ojos de anhelo.
Diríase, en verdad, sin poder dar razones,
que agradaba a la costa tener sus farallones,
y a éstos ser sostenidos por todo un continente.
Se acercaba una noche de tiniebla evidente,
y no sólo una noche, sino una época horrible.
Habría que aprestarse contra un furor posible,
pues vendría algo más que olas en algazara
cuando su último ¡Apáguese la luz! Dios decretara.
R. Frost
El Hipopótamo
El hipopótamo de vientre enorme
suele vivir en selvas como Java,
y allí en el fondo de las cuevas hay
monstruos que no se pueden ni soñar.
La boa que se agita entre silbidos,
el tigre que tan bien sabe rugir,
el búfalo enfadado que resopla;
él sólo duerme o pace siempre en calma.
El kris y la azagaya no le asustan,
contempla al hombre sin darse a la huida,
se ríe del cipayo y de sus balas
que no hieren su piel y que rebotan.
Por eso yo soy como el hipopótamo;
me protege mi fuerte convicción,
armadura que me hace invulnerable,
y así por el desierto ando sin miedo.
T. Gautier
suele vivir en selvas como Java,
y allí en el fondo de las cuevas hay
monstruos que no se pueden ni soñar.
La boa que se agita entre silbidos,
el tigre que tan bien sabe rugir,
el búfalo enfadado que resopla;
él sólo duerme o pace siempre en calma.
El kris y la azagaya no le asustan,
contempla al hombre sin darse a la huida,
se ríe del cipayo y de sus balas
que no hieren su piel y que rebotan.
Por eso yo soy como el hipopótamo;
me protege mi fuerte convicción,
armadura que me hace invulnerable,
y así por el desierto ando sin miedo.
T. Gautier
Confesión
Sé que soy irritable, celoso, imperativo,
infeliz, exigente, que razones no escucho;
que siempre estoy buscándote querellas sin motivo;
¡y crees que no te quiero..y es que te quiero mucho!
Te busco, te regaño, y hago tu vida triste...
Serías más dichosa, por todos consentida,
si para mí no fueras cuanto en el mundo existe,
y si este amor no fuera todo el bien de mi vida.
¡Si tú me amaras, y si yo te amara,
cuánto te amaría!
P. Géraldy
infeliz, exigente, que razones no escucho;
que siempre estoy buscándote querellas sin motivo;
¡y crees que no te quiero..y es que te quiero mucho!
Te busco, te regaño, y hago tu vida triste...
Serías más dichosa, por todos consentida,
si para mí no fueras cuanto en el mundo existe,
y si este amor no fuera todo el bien de mi vida.
¡Si tú me amaras, y si yo te amara,
cuánto te amaría!
P. Géraldy
viernes, 28 de diciembre de 2007
Inscripción - Canto 3 de la Divina Comedia
Por mí se llega a la ciudad doliente.
Por mí se avanza hacia la eterna pena.
Por mí se va tras la perdida gente.
Dios al pecado señaló condena
y surgí entonces cual suprema alianza
del poder sumo y la justicia plena.
Y no existiendo en mí fin ni mudanza
nada me precedió sino Dios mismo.
Los que entrásteis perded toda esperanza
D. Alighieri
Por mí se avanza hacia la eterna pena.
Por mí se va tras la perdida gente.
Dios al pecado señaló condena
y surgí entonces cual suprema alianza
del poder sumo y la justicia plena.
Y no existiendo en mí fin ni mudanza
nada me precedió sino Dios mismo.
Los que entrásteis perded toda esperanza
D. Alighieri
jueves, 27 de diciembre de 2007
Fe
La tienes en tus brazos.
Duermes, y la sueñas,
y sabes que es un sueño
todo lo que ves de ella.
Y el corazón se te arranca,
tiembla de fe.
Solamente una cosa
que le propones
te da prenda
de que te querrá despierto.
Conoce que es un sueño
lo que le dices de ella,
pero que por debajo
del sueño, es ella
la que tienes en tus brazos.
G. Ferrater
Duermes, y la sueñas,
y sabes que es un sueño
todo lo que ves de ella.
Y el corazón se te arranca,
tiembla de fe.
Solamente una cosa
que le propones
te da prenda
de que te querrá despierto.
Conoce que es un sueño
lo que le dices de ella,
pero que por debajo
del sueño, es ella
la que tienes en tus brazos.
G. Ferrater
Del poeta a su estrella
Dirá alguien que un hombre
no debe exponer su amor
en la plaza pública.
Yo responderé que un hombre
no tiene nada mejor,
más puro y más digno
de ser perpetuado, que su amor...
L. Aragón.
no debe exponer su amor
en la plaza pública.
Yo responderé que un hombre
no tiene nada mejor,
más puro y más digno
de ser perpetuado, que su amor...
L. Aragón.
El Trovador
Was hör Ich drauzen vor den Thor
Was auf der Brücke schallen?
¿Qué acento afuera del portal resuena?
¿Qué rumor de la fuente el aire agita?
Dejad que el canto que el espacio llena
en la real estancia se repita.
A la voz de su rey, que así lo ordena,
el paje a obedecer se precipita,
y cuando vuelve, dice el soberano,
haced entrar al trovador anciano.
¡Salud! hidalgos y gentiles hombres,
¡Salud! señoras de belleza rara,
de tanta estrella, ¿quién sabrá los nombres?
¿Quién se atreve a mirarlas cara a cara?
Humilde corazón no aquí te asombres
ante esplendor y pompa tan preclara,
y ciérrense mis ojos que para ellos
no han de ser espectáculos tan bellos.
Cierra los ojos y del arpa brota
bajo su mano, excelsa melodía
que con el canto confundida flota
en raudal de purísima armonía.
Wolfgang Von Goethe
Was auf der Brücke schallen?
¿Qué acento afuera del portal resuena?
¿Qué rumor de la fuente el aire agita?
Dejad que el canto que el espacio llena
en la real estancia se repita.
A la voz de su rey, que así lo ordena,
el paje a obedecer se precipita,
y cuando vuelve, dice el soberano,
haced entrar al trovador anciano.
¡Salud! hidalgos y gentiles hombres,
¡Salud! señoras de belleza rara,
de tanta estrella, ¿quién sabrá los nombres?
¿Quién se atreve a mirarlas cara a cara?
Humilde corazón no aquí te asombres
ante esplendor y pompa tan preclara,
y ciérrense mis ojos que para ellos
no han de ser espectáculos tan bellos.
Cierra los ojos y del arpa brota
bajo su mano, excelsa melodía
que con el canto confundida flota
en raudal de purísima armonía.
Wolfgang Von Goethe
sábado, 22 de diciembre de 2007
En mi oficio o mi arte sombrío...
En mi oficio o mi arte sombrío
ejercido en la noche silenciosa
cuando sólo la luna se enfurece
y los amantes yacen en el lecho
con todas sus tristezas en los brazos,
junto a la luz que canta yo trabajo
no por ambición ni por el pan
ni por ostentación ni por el tráfico de encantos
en escenarios de marfil,
sino por ese mínimo salario
de sus más escondidos corazones.
No para el hombre altivo
que se aparta de la luna colérica
escribo yo estas páginas de efímeras espumas,
ni para los muertos encumbrados
entre sus salmos y ruiseñores,
sino para los amantes, para sus brazos
que rodean las penas de los siglos,
que no pagan con salarios ni elogios
y no hacen caso alguno de mi oficio o mi arte.
T. Dylan
ejercido en la noche silenciosa
cuando sólo la luna se enfurece
y los amantes yacen en el lecho
con todas sus tristezas en los brazos,
junto a la luz que canta yo trabajo
no por ambición ni por el pan
ni por ostentación ni por el tráfico de encantos
en escenarios de marfil,
sino por ese mínimo salario
de sus más escondidos corazones.
No para el hombre altivo
que se aparta de la luna colérica
escribo yo estas páginas de efímeras espumas,
ni para los muertos encumbrados
entre sus salmos y ruiseñores,
sino para los amantes, para sus brazos
que rodean las penas de los siglos,
que no pagan con salarios ni elogios
y no hacen caso alguno de mi oficio o mi arte.
T. Dylan
Regra Três
Tantas você fez que ela cansou
Porque você, rapaz
Abusou da regra três
Onde menos vale mais
Da primeira vez ela chorou
Mas resolveu ficar
É que os momentos felizes
Tinham deixado raízes no seu penar
Depois perdeu a esperança
Porque o perdão também cansa de perdoar
Tem sempre o dia em que a casa cai
Pois vai curtir seu deserto, vai.
Mas deixe a lâmpada acesa
Se algum dia a tristeza quiser entrar
E uma bebida por perto
Porque você pode estar certo que vai chorar.
Toquinho e Vinícius
Porque você, rapaz
Abusou da regra três
Onde menos vale mais
Da primeira vez ela chorou
Mas resolveu ficar
É que os momentos felizes
Tinham deixado raízes no seu penar
Depois perdeu a esperança
Porque o perdão também cansa de perdoar
Tem sempre o dia em que a casa cai
Pois vai curtir seu deserto, vai.
Mas deixe a lâmpada acesa
Se algum dia a tristeza quiser entrar
E uma bebida por perto
Porque você pode estar certo que vai chorar.
Toquinho e Vinícius
viernes, 21 de diciembre de 2007
La guerrillera frustrada
A ti lo que te pasa
es que te queda chiquito el término progresista
y te hubiera gustado ser Comandante Uno del frente Sandinista.
A ti lo que te pasa
es que ser progre en los bares a veces no te pega
y te hubiera gustado bajar de las montañas junto a Daniel Ortega.
A ti lo que te pasa
es que el alcohol y la mierda te sacan de este mundo
y que nunca pudiste llegar ni a las barracas del Frente Farabundo.
A ti lo que te pasa
es que Fidel y Guevara no te dejaron muestras.
A ti lo que te pasa
es que tú llegaste tarde a la Sierra Maestra.
No hay nada que hacer
si en el mundo no se es guerrillero
son vaca sagrada.
Y tú no eres, mi amor
más que una guerrillera frustrada.
Así que quédate en tu cama
como una vaca profana.
No hay nada que hacer
los ex guerrilleros se presentan a las elecciones
pero si lo que tú quieres es justicia y emociones
aquí te estaré esperando
para irnos revelando.
Así que tú no pierdas más tiempo descifrando ideológicas patrañas.
Búscate una pistola, un uniforme verde y algún pasamontañas.
Y cómprate un pasaje, y vete para Chiapas, con visa de turista.
Y pídele una audiencia al subcomandante Marcos, el de los Zapatistas.
Y si ahí te fallara la táctica empleada
y el daun se pone malo
lo único que queda es dorarle la moneda al camarada Gonzalo.
Y aunque no seas Maoísta, y te guste Vargas Llosa
ya yo tengo tu esbozo
de francotiradora, o al frente de un comando en Sendero Luminoso.
A ti lo que te pasa
es que te queda chiquito el término progresista.
F. Delgado.
es que te queda chiquito el término progresista
y te hubiera gustado ser Comandante Uno del frente Sandinista.
A ti lo que te pasa
es que ser progre en los bares a veces no te pega
y te hubiera gustado bajar de las montañas junto a Daniel Ortega.
A ti lo que te pasa
es que el alcohol y la mierda te sacan de este mundo
y que nunca pudiste llegar ni a las barracas del Frente Farabundo.
A ti lo que te pasa
es que Fidel y Guevara no te dejaron muestras.
A ti lo que te pasa
es que tú llegaste tarde a la Sierra Maestra.
No hay nada que hacer
si en el mundo no se es guerrillero
son vaca sagrada.
Y tú no eres, mi amor
más que una guerrillera frustrada.
Así que quédate en tu cama
como una vaca profana.
No hay nada que hacer
los ex guerrilleros se presentan a las elecciones
pero si lo que tú quieres es justicia y emociones
aquí te estaré esperando
para irnos revelando.
Así que tú no pierdas más tiempo descifrando ideológicas patrañas.
Búscate una pistola, un uniforme verde y algún pasamontañas.
Y cómprate un pasaje, y vete para Chiapas, con visa de turista.
Y pídele una audiencia al subcomandante Marcos, el de los Zapatistas.
Y si ahí te fallara la táctica empleada
y el daun se pone malo
lo único que queda es dorarle la moneda al camarada Gonzalo.
Y aunque no seas Maoísta, y te guste Vargas Llosa
ya yo tengo tu esbozo
de francotiradora, o al frente de un comando en Sendero Luminoso.
A ti lo que te pasa
es que te queda chiquito el término progresista.
F. Delgado.
Preguntas
¡Escríbeme qué llevas puesto! ¿Es cálido?
¡Escríbeme en qué duermes! ¿Es también blando?
¡Escríbeme qué aspecto tienes! ¿Sigue siendo el mismo?
¡Escríbeme qué echas de menos! ¿Mi brazo?
¡Escríbeme cómo te va! ¿Te respetan?
¡Escríbeme qué andan haciendo! ¿Tienes bastante valor?
¡Escríbeme qué haces tú! ¿Sigue siendo bueno?
¡Escríbeme en qué piensas! ¿En mí?
¡La verdad es que sólo tengo preguntas para ti!
¡Y espero con ansiedad la respuesta!
Cuando tú estás cansada, nada puedo llevarte.
Si pasas hambre, no puedo darte de comer.
Así que estoy como fuera del mundo,
perdido, como si te hubiese olvidado.
B. Brecht
¡Escríbeme en qué duermes! ¿Es también blando?
¡Escríbeme qué aspecto tienes! ¿Sigue siendo el mismo?
¡Escríbeme qué echas de menos! ¿Mi brazo?
¡Escríbeme cómo te va! ¿Te respetan?
¡Escríbeme qué andan haciendo! ¿Tienes bastante valor?
¡Escríbeme qué haces tú! ¿Sigue siendo bueno?
¡Escríbeme en qué piensas! ¿En mí?
¡La verdad es que sólo tengo preguntas para ti!
¡Y espero con ansiedad la respuesta!
Cuando tú estás cansada, nada puedo llevarte.
Si pasas hambre, no puedo darte de comer.
Así que estoy como fuera del mundo,
perdido, como si te hubiese olvidado.
B. Brecht
Amador
"Puedo amar a rubias y a morenas,
a la que finge la abundancia
y a la que esconde la indigencia;
a la que prefiere la soledad,
a la que cree, y a la que duda;
a la que siempre llora con ojos como esponjas,
y a la que es corcho seco y nunca llora.
Puedo amarla a ella, y a ella, y a ti, y a ti;
puedo amar a cualquiera
que no sea verdadera".
John Donne
a la que finge la abundancia
y a la que esconde la indigencia;
a la que prefiere la soledad,
a la que cree, y a la que duda;
a la que siempre llora con ojos como esponjas,
y a la que es corcho seco y nunca llora.
Puedo amarla a ella, y a ella, y a ti, y a ti;
puedo amar a cualquiera
que no sea verdadera".
John Donne
martes, 18 de diciembre de 2007
Privatizando
José Saramago, en su libro Cuadernos de Lanzarote, Alfaguara, 1997, p. 580, cuenta que leyó en Clarín el artículo: "La loca carrera privatista de Fujimori", donde se informaba que un congresista iba a presentar una ley de turismo para privatizar las zonas arqueológicas que estaban siendo mal administradas por el Estado.
El Nobel de Literatura reaccionó así: "A mí me parece bien. Que se privatice Machu Picchu, que se privatice Chan Chan, que se privatice la Capilla Sixtina, que se privatice el Partenón, que se privatice Nuno Gonçalves, que se privatice el Descendimiento de la cruz de Antonio de Crestalcore, que se privatice el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela, que se privatice la Cordillera de los Andes, que se privatice todo, que se privatice el mar y el cielo, que se privatice el agua y el aire, que se privatice la justicia y la ley, que se privatice la nube que pasa, que se privatice el sueño sobre todo si es diurno y con los ojos abiertos. Y finalmente, para florón y remate de tanto privatizar, privatícense los Estados, entréguese de una vez por todas la explotación a empresas privadas mediante concurso internacional. Ahí se encuentra la salvación del mundo... Y, metidos en esto, que se privatice también la puta que los parió a todos".
Cortesía de Manuel Vassallo.
El Nobel de Literatura reaccionó así: "A mí me parece bien. Que se privatice Machu Picchu, que se privatice Chan Chan, que se privatice la Capilla Sixtina, que se privatice el Partenón, que se privatice Nuno Gonçalves, que se privatice el Descendimiento de la cruz de Antonio de Crestalcore, que se privatice el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela, que se privatice la Cordillera de los Andes, que se privatice todo, que se privatice el mar y el cielo, que se privatice el agua y el aire, que se privatice la justicia y la ley, que se privatice la nube que pasa, que se privatice el sueño sobre todo si es diurno y con los ojos abiertos. Y finalmente, para florón y remate de tanto privatizar, privatícense los Estados, entréguese de una vez por todas la explotación a empresas privadas mediante concurso internacional. Ahí se encuentra la salvación del mundo... Y, metidos en esto, que se privatice también la puta que los parió a todos".
Cortesía de Manuel Vassallo.
sábado, 15 de diciembre de 2007
Autopsicografía
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.
Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.
Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.
Fernando Pessoa
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.
Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.
Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.
Fernando Pessoa
Encuentro
Estuvimos paseando a través de los campos
en un vagón al amanecer.
Una herida rosa roja en la oscuridad.
Y de pronto una liebre atravesó la carretera.
Alguien la señaló con la mano.
Eso fue hace tiempo. Hoy ninguno de ellos está vivo,
Ni la liebre, ni el hombre que hizo el ademán.
Oh, amor mío, dónde están ellos, a dónde han ido?
El destello de una mano, la línea de un movimiento,
el susurro de los guijarros.
Pregunto no con tristeza, sino con asombro.
MilosZ.
en un vagón al amanecer.
Una herida rosa roja en la oscuridad.
Y de pronto una liebre atravesó la carretera.
Alguien la señaló con la mano.
Eso fue hace tiempo. Hoy ninguno de ellos está vivo,
Ni la liebre, ni el hombre que hizo el ademán.
Oh, amor mío, dónde están ellos, a dónde han ido?
El destello de una mano, la línea de un movimiento,
el susurro de los guijarros.
Pregunto no con tristeza, sino con asombro.
MilosZ.
Ítaca
Cuando emprendas el viaje hacia Itaca,
ruega que tu camino sea largo
y rico en aventuras y descubrimientos.
No temas a lestrigones, a cíclopes o al fiero
Poseidón;
no los encontrarás en tu camino
si mantienes en alto tu ideal,
si tu cuerpo y alma se conservan puros.
Nunca verás los lestrigones, los cíclopes o a
Poseidón,
si de ti no provienen,
si tu alma no los imagina.
Ruega que tu camino sea largo,
que sean muchas las mañanas de verano,
cuando, con placer, llegues a puertos
que descubras por primera vez.
Ancla en mercados fenicios y compra cosas bellas:
madreperla, coral, ámbar, ébano
y voluptuosos perfumes de todas clases.
Compra todos los aromas sensuales que puedas;
ve a las ciudades egipcias y aprende de los sabios.
Siempre ten a Itaca en tu mente;
llegar allí es tu meta; pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure mucho,
mejor anclar cuando estés viejo.
Pleno con la experiencia del viaje
no esperes la riqueza de Itaca.
Itaca te ha dado un bello viaje.
Sin ella nunca lo hubieras emprendido;
pero no tiene más que ofrecerte,
y si la encuentras pobre, Itaca no te defraudó.
Con la sabiduría ganada, con tanta experiencia,
habrás comprendido lo que las ítacas significan.
C. Cafavis.
ruega que tu camino sea largo
y rico en aventuras y descubrimientos.
No temas a lestrigones, a cíclopes o al fiero
Poseidón;
no los encontrarás en tu camino
si mantienes en alto tu ideal,
si tu cuerpo y alma se conservan puros.
Nunca verás los lestrigones, los cíclopes o a
Poseidón,
si de ti no provienen,
si tu alma no los imagina.
Ruega que tu camino sea largo,
que sean muchas las mañanas de verano,
cuando, con placer, llegues a puertos
que descubras por primera vez.
Ancla en mercados fenicios y compra cosas bellas:
madreperla, coral, ámbar, ébano
y voluptuosos perfumes de todas clases.
Compra todos los aromas sensuales que puedas;
ve a las ciudades egipcias y aprende de los sabios.
Siempre ten a Itaca en tu mente;
llegar allí es tu meta; pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure mucho,
mejor anclar cuando estés viejo.
Pleno con la experiencia del viaje
no esperes la riqueza de Itaca.
Itaca te ha dado un bello viaje.
Sin ella nunca lo hubieras emprendido;
pero no tiene más que ofrecerte,
y si la encuentras pobre, Itaca no te defraudó.
Con la sabiduría ganada, con tanta experiencia,
habrás comprendido lo que las ítacas significan.
C. Cafavis.
jueves, 13 de diciembre de 2007
Los recuerdos
Los recuerdos suelen
contarte mentiras.
Se amoldan al viento,
amañan la historia;
por aquí se encogen,
por allá se estiran,
se tiñen de gloria,
se bañan en lodo,
se endulzan, se amargan
a nuestro acomodo,
según nos convenga;
porque antes que nada
y a pesar de todo
hay que sobrevivir.
Recuerdos que volaron lejos
o que los armarios encierran;
cuando está por cambiar el tiempo,
como las heridas de guerra,
vuelven a dolernos de nuevo.
Los recuerdos tienen
un perfume frágil
que les acompaña
por toda la vida
y tatuado al fuego
llevan en la frente
un día cualquiera,
un nombre corriente
con el que caminan
con paso doliente,
arriba y abajo,
húmedas aceras
canturreando siempre
la misma canción.
Y por más que tiempos felices
saquen a pasear de la mano,
los recuerdos suelen ser tristes
hijos, como son, del pasado,
de aquello que fue y ya no existe.
Pero los recuerdos
desnudos de adornos,
limpios de nostalgias,
cuando solo queda
la memoria pura,
el olor sin rostro,
el color sin nombre,
sin encarnadura,
son el esqueleto
sobre el que construimos
todo lo que somos,
aquello que fuimos
y lo que quisimos
y no pudo ser.
Después, inflexible, el olvido
irá carcomiendo la historia;
y aquellos que nos han querido
restaurarán nuestra memoria
a su gusto y a su medida
con recuerdos
de sus vidas.
Juan Manuel Serrat.
contarte mentiras.
Se amoldan al viento,
amañan la historia;
por aquí se encogen,
por allá se estiran,
se tiñen de gloria,
se bañan en lodo,
se endulzan, se amargan
a nuestro acomodo,
según nos convenga;
porque antes que nada
y a pesar de todo
hay que sobrevivir.
Recuerdos que volaron lejos
o que los armarios encierran;
cuando está por cambiar el tiempo,
como las heridas de guerra,
vuelven a dolernos de nuevo.
Los recuerdos tienen
un perfume frágil
que les acompaña
por toda la vida
y tatuado al fuego
llevan en la frente
un día cualquiera,
un nombre corriente
con el que caminan
con paso doliente,
arriba y abajo,
húmedas aceras
canturreando siempre
la misma canción.
Y por más que tiempos felices
saquen a pasear de la mano,
los recuerdos suelen ser tristes
hijos, como son, del pasado,
de aquello que fue y ya no existe.
Pero los recuerdos
desnudos de adornos,
limpios de nostalgias,
cuando solo queda
la memoria pura,
el olor sin rostro,
el color sin nombre,
sin encarnadura,
son el esqueleto
sobre el que construimos
todo lo que somos,
aquello que fuimos
y lo que quisimos
y no pudo ser.
Después, inflexible, el olvido
irá carcomiendo la historia;
y aquellos que nos han querido
restaurarán nuestra memoria
a su gusto y a su medida
con recuerdos
de sus vidas.
Juan Manuel Serrat.
Créeme
Créeme,
cuando te diga que el amor me espanta,
que me derrumbo ante un "te quiero" dulce,
que soy feliz abriendo una trinchera.
Créeme,
cuando me vaya y te nombre en la tarde
viajando en una nube de tus horas,
cuando te incluya entre mis monumentos
Créeme,
cuando te diga que me voy al viento
de una razón que no permite espera,
cuando te diga: no soy primavera,
si no una tabla sobre un mar violento.
Créeme,
si no me ves y no te digo nada,
si un día me pierdo y no regreso nunca.
Créeme,
que quiero ser machete en plena zafra,
bala feroz al centro del combate.
Créeme,
que mis palomas tienen de arco iris,
lo que mis manos de canción y espinas.
Créeme, créeme,
porqué así soy
y así no soy de nadie.
Silvio Rodriguez
cuando te diga que el amor me espanta,
que me derrumbo ante un "te quiero" dulce,
que soy feliz abriendo una trinchera.
Créeme,
cuando me vaya y te nombre en la tarde
viajando en una nube de tus horas,
cuando te incluya entre mis monumentos
Créeme,
cuando te diga que me voy al viento
de una razón que no permite espera,
cuando te diga: no soy primavera,
si no una tabla sobre un mar violento.
Créeme,
si no me ves y no te digo nada,
si un día me pierdo y no regreso nunca.
Créeme,
que quiero ser machete en plena zafra,
bala feroz al centro del combate.
Créeme,
que mis palomas tienen de arco iris,
lo que mis manos de canción y espinas.
Créeme, créeme,
porqué así soy
y así no soy de nadie.
Silvio Rodriguez
Viaje hacia la noche
Como una madre sostenida por ramas fluviales
De espanto y de luz de origen
Como un caballo esquelético
Radiante de luz crepuscular
Tras el ramaje dense de árboles y árboles de angustia
Lleno de sol el sendero de estrellas marinas
El acopio fulgurante
De datos perdidos en la noche cabal del pasado
Como un jadear eterno si sales a la noche
Al viento calmar pasan los jabalíes
Las hienas hartas de rapiña
Hendido a lo largo el espectáculo muestra
Faces sangrientas de eclipse lunar
El cuerpo en llamarada oscila
Por el tiempo
Sin espacio cambiante
Pues el eterno es el inmóvil
Y todas las piedras arrojadas
Al vendaval a los cuatro puntos cardinales
Vuelven como pájaros señeros
Devorando lagunas de años derruidos
Insondables telarañas de tiempo caído y leñoso
Oquedades herrumbrosas
En el silencio piramidal
Mortecino parpadeante esplendor
Para decirme que aún vivo
Respondiendo por cada poro de mi cuerpo
Al poderío de tu nombre oh poesía.
Cesar Moro.
De espanto y de luz de origen
Como un caballo esquelético
Radiante de luz crepuscular
Tras el ramaje dense de árboles y árboles de angustia
Lleno de sol el sendero de estrellas marinas
El acopio fulgurante
De datos perdidos en la noche cabal del pasado
Como un jadear eterno si sales a la noche
Al viento calmar pasan los jabalíes
Las hienas hartas de rapiña
Hendido a lo largo el espectáculo muestra
Faces sangrientas de eclipse lunar
El cuerpo en llamarada oscila
Por el tiempo
Sin espacio cambiante
Pues el eterno es el inmóvil
Y todas las piedras arrojadas
Al vendaval a los cuatro puntos cardinales
Vuelven como pájaros señeros
Devorando lagunas de años derruidos
Insondables telarañas de tiempo caído y leñoso
Oquedades herrumbrosas
En el silencio piramidal
Mortecino parpadeante esplendor
Para decirme que aún vivo
Respondiendo por cada poro de mi cuerpo
Al poderío de tu nombre oh poesía.
Cesar Moro.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
Hoy me gusta la vida mucho menos...
Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.
Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tanta vida y jamás!
¡Tantos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi ser parado y en chaleco.
Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tanta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tantos años y siempre, siempre, siempre!
Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y que está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.
Me gustará vivir siempre siempre! siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tanta vida y jamás y jamás! ¡Y tantos años,
y siempre, mucho siempre, siempre siempre!
C. Vallejo.
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.
Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tanta vida y jamás!
¡Tantos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi ser parado y en chaleco.
Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tanta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tantos años y siempre, siempre, siempre!
Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y que está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.
Me gustará vivir siempre siempre! siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tanta vida y jamás y jamás! ¡Y tantos años,
y siempre, mucho siempre, siempre siempre!
C. Vallejo.
La muerte
¡Qué esfuerzo!
¡Qué esfuerzo del caballo por ser perro!
¡Qué esfuerzo del Perro por ser golondrina!
¡Qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!
¡Qué esfuerzo de la abeja por ser caballo!
Y el caballo,
¡qué flecha aguda exprime de la rosa!
¡qué rosa gris levanta de su belfo!
¡Y la rosa,
¡qué rebaño de luces y alaridos
ata en el vivo azúcar de su tronco!
Y el azúcar,
¡qué puñalitos sueña en su vigilia!
Y los puñales diminutos,
¡qué luna sin establos!, ¡qué desnudos,
piel eterna y rubor, andan buscando!
Y yo, por los aleros,
¡qué serafín de llamas busco y soy!
Pero el arco de yeso,
¡qué grande, qué invisible, qué diminuto,
sin esfuerzo.
García Lorca.
¡Qué esfuerzo del caballo por ser perro!
¡Qué esfuerzo del Perro por ser golondrina!
¡Qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!
¡Qué esfuerzo de la abeja por ser caballo!
Y el caballo,
¡qué flecha aguda exprime de la rosa!
¡qué rosa gris levanta de su belfo!
¡Y la rosa,
¡qué rebaño de luces y alaridos
ata en el vivo azúcar de su tronco!
Y el azúcar,
¡qué puñalitos sueña en su vigilia!
Y los puñales diminutos,
¡qué luna sin establos!, ¡qué desnudos,
piel eterna y rubor, andan buscando!
Y yo, por los aleros,
¡qué serafín de llamas busco y soy!
Pero el arco de yeso,
¡qué grande, qué invisible, qué diminuto,
sin esfuerzo.
García Lorca.
domingo, 9 de diciembre de 2007
Pequeña serenata diurna
Vivo en un país libre
cual solamente puede ser libre
en esta tierra, en este instante
y soy feliz porque soy gigante.
Amo a una mujer clara
que amo y me ama
sin pedir nada
—o casi nada,
que no es lo mismo
pero es igual—.
Y si esto fuera poco,
tengo mis cantos
que poco a poco
muelo y rehago
habitando el tiempo,
como le cuadra
a un hombre despierto.
Soy feliz,
soy un hombre feliz,
y quiero que me perdonen
por este día
los muertos de mi felicidad.
Silvio Rodríguez - 1974
cual solamente puede ser libre
en esta tierra, en este instante
y soy feliz porque soy gigante.
Amo a una mujer clara
que amo y me ama
sin pedir nada
—o casi nada,
que no es lo mismo
pero es igual—.
Y si esto fuera poco,
tengo mis cantos
que poco a poco
muelo y rehago
habitando el tiempo,
como le cuadra
a un hombre despierto.
Soy feliz,
soy un hombre feliz,
y quiero que me perdonen
por este día
los muertos de mi felicidad.
Silvio Rodríguez - 1974
LOS MUERTOS ESTAN EBRIOS...
Los muertos están ebrios de lluvia antigua y sucia
allá en el cementerio extraño de Lofoten.
El reloj del deshielo tabletea lejano
entre los ataúdes sórdidos de Lofoten.
Y gracias a las fosas que el entretiempo ahueca,
con fría carne humana los cuervos se han cebado,
y gracias al delgado viento con voz de niño,
dulce para los muertos es el sumo en Lofoten.
Ya no veré jamas, jamas sin duda,
ni la mar ni las tumbas de Lofoten,
y sin embargo hay algo en mí que me hace amar
ese rincón extremo y toda su congoja.
Suicidas, alejados y desaparecidos
del cementerio extraño de Lofoten
-¡que raro y dulce suena su nombre a mi oído!
-decidme si es verdad que allí,que allí dormís.
Bien podrías contarme cosas más ocurrentes,´
clarete que rebasas en mi copa de plata;
historias más amables o menos alocadas
y dejarme tranquilo con tu eterno Lofoten.
Que está habiendo buen tiempo y suave se desliza
en el hogar la voz del mes más melancólico.´
¡Ah, los muertos, los muertos, aun los de Lofoten;
los muertos, en el fondo, lo están menos que yo...!
MILOZ
allá en el cementerio extraño de Lofoten.
El reloj del deshielo tabletea lejano
entre los ataúdes sórdidos de Lofoten.
Y gracias a las fosas que el entretiempo ahueca,
con fría carne humana los cuervos se han cebado,
y gracias al delgado viento con voz de niño,
dulce para los muertos es el sumo en Lofoten.
Ya no veré jamas, jamas sin duda,
ni la mar ni las tumbas de Lofoten,
y sin embargo hay algo en mí que me hace amar
ese rincón extremo y toda su congoja.
Suicidas, alejados y desaparecidos
del cementerio extraño de Lofoten
-¡que raro y dulce suena su nombre a mi oído!
-decidme si es verdad que allí,que allí dormís.
Bien podrías contarme cosas más ocurrentes,´
clarete que rebasas en mi copa de plata;
historias más amables o menos alocadas
y dejarme tranquilo con tu eterno Lofoten.
Que está habiendo buen tiempo y suave se desliza
en el hogar la voz del mes más melancólico.´
¡Ah, los muertos, los muertos, aun los de Lofoten;
los muertos, en el fondo, lo están menos que yo...!
MILOZ
Romance Sonámbulo
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mary
el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
-Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
-Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si. Puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
-Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
-¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
García Lorca.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mary
el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
-Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
-Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si. Puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
-Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
-¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
García Lorca.
viernes, 7 de diciembre de 2007
Encuentro
Encuentro
Ni tú ni yo estamos
en disposición
de encontrarnos.
Tú... por lo que ya sabes.
¡Yo la he querido tanto!
Sigue esa veredita.
En las manos tengo
los agujeros de los clavos.
¿No ves cómo
me estoy desangrando?
No mires nunca atrás,
vete despacio
y reza como yo a San Cayetano,
que ni tú ni yo
estamos en disposición
de encontrarnos.
García Lorca.
Ni tú ni yo estamos
en disposición
de encontrarnos.
Tú... por lo que ya sabes.
¡Yo la he querido tanto!
Sigue esa veredita.
En las manos tengo
los agujeros de los clavos.
¿No ves cómo
me estoy desangrando?
No mires nunca atrás,
vete despacio
y reza como yo a San Cayetano,
que ni tú ni yo
estamos en disposición
de encontrarnos.
García Lorca.
miércoles, 5 de diciembre de 2007
Si te preguntan por un gato
Mis amigos, los que frecuentaban la plaza,
te habían hablado de mí: “el tipo tiene diálogos frecuentes con los genios,
sólo cena con Bukowski y con alguno que otro gato del mismo pelaje,
estamos orgullosos de él, qué opinas de eso, tener un tipo así entre nosotros.
”Tú ni te inmutabas, masticabas tu chicle y retorcías la mirada,
te dormías en tus cejas, tu mente se iba a pasear por las calles vecinas,
tu cuerpo no, estaba allí como una estaca,
eludiendo preguntas sobre un mugroso intelectual,
que para ti, sólo se comparaba con los tacones de tus zapatos.
Las noches siempre eran así,
y yo durmiendo en tus pechos pequeñitos, ignoraba todo.
Por esos días estaba leyendo a James Joyce
(me mareaba en el Ulises).
Y, una que otra vez releía a Bukowski
y a García Lorca: para olvidarme que te tenía que coger.
Me gastaba la vida en freír pescados para el desayuno.
No sé porqué me obsesioné tanto contigo.
Cuando abría la ventana de mi casa, un soplo de mar me llegaba,
y yo a veces lo confundía con tu perfume, así de burro estaba.
Espartako
Mis amigos, los que frecuentaban la plaza,
te habían hablado de mí: “el tipo tiene diálogos frecuentes con los genios,
sólo cena con Bukowski y con alguno que otro gato del mismo pelaje,
estamos orgullosos de él, qué opinas de eso, tener un tipo así entre nosotros.
”Tú ni te inmutabas, masticabas tu chicle y retorcías la mirada,
te dormías en tus cejas, tu mente se iba a pasear por las calles vecinas,
tu cuerpo no, estaba allí como una estaca,
eludiendo preguntas sobre un mugroso intelectual,
que para ti, sólo se comparaba con los tacones de tus zapatos.
Las noches siempre eran así,
y yo durmiendo en tus pechos pequeñitos, ignoraba todo.
Por esos días estaba leyendo a James Joyce
(me mareaba en el Ulises).
Y, una que otra vez releía a Bukowski
y a García Lorca: para olvidarme que te tenía que coger.
Me gastaba la vida en freír pescados para el desayuno.
No sé porqué me obsesioné tanto contigo.
Cuando abría la ventana de mi casa, un soplo de mar me llegaba,
y yo a veces lo confundía con tu perfume, así de burro estaba.
Espartako
domingo, 2 de diciembre de 2007
NOVILISSIMA VISIONE
Todo duerme en la ciudad.
Mas no temed,
pues alguien vela
por el laxo rebaño que descansa:
Un borracho en la esquina
con la lámpara votiva.
De su trago.
A todos, cerré, sin querer mi corazón.
Perdido he la llavecita.
Quisas haya caido en una acequia
o flote, confundida,
en el río que separa a los humanos.
Más no temo:
Puede que un día tú la encuentres
al abrir en un santo una sorpresa.
Para vivir solo hay que ser
un animal o un Dios.
Aristóteles.
Estaba Dios vestido de Dios
es decir: desnudo.
O quisas fuera solamente humano:
Porque para ser hombre
hay que ser un animal
o un dios.
Sin embargo
no he vuelto ya a esa playa,
y me queda la duda sempiterna.
Gracias a Luis Hernandez.
Mas no temed,
pues alguien vela
por el laxo rebaño que descansa:
Un borracho en la esquina
con la lámpara votiva.
De su trago.
A todos, cerré, sin querer mi corazón.
Perdido he la llavecita.
Quisas haya caido en una acequia
o flote, confundida,
en el río que separa a los humanos.
Más no temo:
Puede que un día tú la encuentres
al abrir en un santo una sorpresa.
Para vivir solo hay que ser
un animal o un Dios.
Aristóteles.
Estaba Dios vestido de Dios
es decir: desnudo.
O quisas fuera solamente humano:
Porque para ser hombre
hay que ser un animal
o un dios.
Sin embargo
no he vuelto ya a esa playa,
y me queda la duda sempiterna.
Gracias a Luis Hernandez.
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