Era el azul de las aguas
Era la flor de las nubes
Era la mar con sus alas
Era un domingo sin lunes
Era el sonar de violines
Era el color de las aves
Era el rocío de otoño
Era el verano de andares
Era la voz que me hablaba
Era el cantar de mis aguas
Era el amor que sembraba
Era él la tierra más fértil
Era la paz que escapaba
Era el tormento nocturno
Era la tierra que ardía
Era el jardín sin sus flores
Era la hierba encendida
Era la luz apagada
Era el sabor de los labios
Era la piel serenada
Era la miel derramada
Era el juego de lunas
Era el recuerdo divino
Era la voz del mañana
Era el temor que dormía
Era el calor apagado
Era la noche perpetua
Era tu ser… olvidado
Araceli Collazo
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