jueves, 13 de noviembre de 2008

El fuego

Oh fuego, hermano mío, yo te canto un canto delirante.
Eres la imagen brilladora y púrpura de la libertad.
Alzas tus brazos hacia el cielo
y tus dedos ávidos pulsan las arpas del aire.
Y danzas tu danza ligera y terrible
al son de tu propia música.

Cuando finen mis días,
cuando mi alma rompa los límites, en ti arderán,
hasta ser pávida ceniza, mis ojos, mis manos y mis pies.
Mi cuerpo se hará uno con el tuyo,
mi corazón será arrebatado en tu frenético torbellino,
y la llama trémula que era mi vida
se fundirá con tu llama única.

Rabindranath Tagore

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