Hoy te envío estas flores que mi mano
acaba de cortar recién abiertas,
que de no recogerlas hoy temprano
las habría encontrado el alba yertas.
Ellas recuerdan el destino humano,
porque tus gracias y bellezas ciertas
se agostarán en día no lejano
y estarán, pronto, como flores, muertas.
Se va el tiempo, mi amiga... mas no es cierto:
somos nosotros, !ay! , los que nos vamos.
Ni de ti ni de mí quedará huella.
Y cuando tú estés muerta y yo esté muerto,
nada habrá de este amor de que hoy hablo
ámame, entonces, mientras eres bella.
Pierre de Ronsard
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