Si no hablas,
llenaré mi corazón de tu silencio,
y lo tendré conmigo.
Y esperaré, quieto,
como la noche en su desvelo estrellado,
hundida pacientemente mi cabeza.
Vendrá sin duda la mañana.
Se desvanecerá la sombra,
y tu voz se derramará por todo el cielo,
en arroyos de oro.
Y tus palabras volarán, cantando,
de cada uno de mis nidos de pájaros,
y tus melodías estallarán en flores,
por todas mis profusas enramadas.
Rabindranath Tagore
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